Facundo Arana, ``China va a ser la unica encargada de elegir los nombres´´

Saca el teléfono celular y muestra orgulloso la foto de su hija, India, que sonríe con los cachetes colorados (cumplió un año el 10 de mayo, tiene el cabello rubio ondulado hasta lo hombros, y los ojos turquesa del papá). Facundo Arana es bastante reacio a hablar de su vida privada. Sobre todo, cuando el motivo que lo convoca es su rol como embajador de Fundaleu. Sin embargo, ahora que su mujer está esperando mellizos, el actor no puede dejar de repetir que se siente un hombre feliz. Hace cuatro meses, cuando María Susini perdió un embarazo de ocho semanas, había asegurado: "Son tantas las cosas buenas que tiene para traer ese bebé, que va a tener que hacer dos viajes". Y estas palabras, que en ese momento parecían simples frases de consuelo, hoy cobraron un sentido increíble.

- ¿Era un hermanito lo que tenía que traer tu hijo?

- Creo que sí. ¿No es genial? Yo mismo me quedé muy gratamente sorprendido cuando pasó esto. ¡Porque en nuestras familias no hay antecedentes de embarazos múltiples! Son esas cosas de Dios, en las que uno no tiene que meterse mucho. Porque si no ¿qué fue esto? Yo no tengo otra respuesta.

- ¿De cuánto está María exactamente?

- Está, está, está... Es un embarazo de mellizos y tratamos de llevarlo puertas adentro. ¿Sabés por qué? Porque nosotros aparecemos mucho en los medios. Y la verdad es que no quisiera que el trabajo de María o el mío se convierta en un embarazo. Esto nos tiene a los dos tremendamente felices como padres. Pero, a menos que haya algo que deba ser contado, soy amigo de tratar de preservarnos todo lo que sea posible.

- Pero estamos hablando de algo muy lindo.

- La verdad, prefiero no quemarlo. Es como que se está gestando el truco más maravilloso del planeta, lo mejor de mi vida. Y yo estoy a la espera, preparándome y armando todo lo que viene. Una vez que salga, el primer en pegar el grito voy a ser yo, pero para después volver puertas adentro. Porque así como trato de no salir demasiado a mostrar mi cara cuando soy el tipo más sufrido, cuando soy el más feliz del mundo también me lo quiero guardar. Y la verdad es que hoy soy el tipo más feliz del mundo.

- Te sienta bien el rol de padre ¿no?

- De lo primero que te das cuenta cuando sos padre, es de que fuiste padre desde siempre, que naciste para eso. Descubrís cosas nuevas en vos, pero cosas que estuvieron siempre ahí. Y eso es fantástico.

- ¿India ya percibió el embarazo de su mamá?

- Sí, al segundo.

- ¿Y está celosa o demandante?

- No, está genial, como siempre. Acaba de cumplir 1 año y es una criatura divina.

- Tu papá, Jorge, no pudo estar en el cumple de India porque justo lo operaron.

- Pero te puedo asegurar que él fue el más presente de todos. Debió ser intervenido por un pinzamiento de médula, pero, gracias a Dios, ya le dieron el alta y está muy bien.

- Otra que pasó por el quirófano fue tu amiga China Zorrila ¿pudiste hablar con ella?

- Sí, hablé. Y está espléndida. Me dijo: "Me bocharon de arriba y me mandaron de vuelta para acá". Una grande.

- ¿Sabías que ya se ofreció a elegirles los nombres a tus mellizos, como lo hizo con India?

- China va a ser la única encargada de elegirles los nombres. Es más, yo la voy a ir a buscar para pedírselo. Y no porque ella se ofrezca sino porque yo quiero que ella los elija.

- Hablemos de la campaña que hiciste para Fundaleu.

- En la realidad, ésta es la primera campaña que hacemos junto con Farmacity. Y la verdad es que fue un honor muy grande para mí. Porque siempre hacemos la gala solidaria, a la que van un montón de famosos y personas con la billetera dispuestas a colaborar. Pero, esta vez, fue la gente que entró a una farmacia a comprar un algodón o una aspirina y donó 1 peso o 50 centavos la que hizo que esto fuera posible. Así, centavo a centavo y gracias a la buena predisposición de lo cajeros, se hicieron 500 lucas que para Fundaleu son vitales. Y esto lo hicimos entre todos.

- Vos tenés muchas actitudes solidarias que no se difunden, ¿qué te motiva a hacerlas?

- A mí me da la sensación de que hago lo mismo que hacemos todos cuando nos sacamos el traje de laburo y vamos a casa. Lo que pasa es que yo vengo con esta cara que ya es conocida. Pero, si pudiera sacármela y ponerme una de alguien que está detrás de cámara, sería igual.

- Ahora planeás salir de gira con "Poder se puede", la obra de Mauricio Dayub. ¿Es cierto que pusiste como condición que cada función tuviera un fin benéfico?

- La realidad es que esa condición se puso entre todo el equipo de trabajo, es decir, de los que vamos a hacer la obra, la producción que acepta el desafío de todo este lío que representa esta gira, mi representante, Fundaleu y otras fundaciones. Entre todos, dijimos: "Ya que vamos a hacer una gira y esto nos va a hacer ganar mucha plata, por qué no hacemos que de la entrada se desprenda parte para una fundación".

- ¿Hablás de una fundación de cada localidad que visiten?

- Sí, pero también de Fundaleu; yo voy de su mano para todos lados. Y la idea es que alrededor del 20 por ciento del valor de las entradas sea destinado a estas causas.

- ¿Quiénes te acompañan en el elenco?

- Somos sólo dos personajes: Nocolás Scarpino y yo.

- ¿Cuándo y dónde piensan estrenar la obra?

- A principios de julio debutamos en Avellaneda, que va a ser el único lugar cerca de Buenos Aires donde vamos a actuar. De ahí, ya nos vamos a dar vueltas por el interior del país. ¿Por qué? Porque sí.

- ¡Qué buen motivo!

- Es que queremos hacer al réves de lo que se hace usualmente. En general, las obras se estrenan en la calle Corrientes y, después, salen de gira. Pero nosotros queremos hacerlo como debe ser. Esto tiene que ver con la idea de recorrer el mundo como embajador de Fundaleu; como no se pudo hacer por la crisis, hicimos esta pequeña adaptación. Y no te puedo adelantar nada más, pero va a estar muy bueno.

- Este es un momento muy especial de tu vida, ¿no?

- Es un momento indefinible, insólito. Siempre se me ocurre la palabra insólito. La verdad es que yo me tenía como un tipo que andaba muy feliz por la vida. Pero esto ya es ridículo. Estoy insólitamente feliz. Tanto, como nunca lo hubiera podido soñar. Y no me siento para nada culpable por eso.

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